Triste
dama torcida
que
habita en mis adentros,
¿cuán
clavadas están tus espinas
en
el gris ojo del cuervo?
Palpita.
Y a cada segundo
una
herida más.
Delira
mi sueño profundo
engañándome
con el mar.
Lenta
es la espera
en
el cadáver de un río
y
yerma la tierra
me
pide perdón.
Fría
ironía.
Tan
fría como la triste dama torcida
que
habita mi corazón.